Lo confieso, yo no fuí

"Esto es el caos...pero funciona...no lo toquen..." Jiménez de la Beraza

domingo, 31 de enero de 2010

Tentación

¡¡¡Anda cariño, muérdeme muérdeme!!!, sólo es una mordidilla inocente, venga, muérdeme...

No puedo y lo sabes. Deja de hablarme así, detesto que hagas un monólogo. Hace meses quedaste del lado prohibido, no me calientes la cabeza y deja de pensar por mi.

Pero gordis...yo sólo quiero darte placer, lo sabes.

No, me engañas. Vas de dulce y luego yo salgo perdiendo.

Su mirada se detuvo para observarle, ella le miraba casi con devoción. Tenerle en frente era la tentación más fuerte, más inquietante.

¡No puedo más!, dijo con angustia, cerró la nevera y dejó la tarta intacta.

sábado, 23 de enero de 2010

El regalo

Había esperado casi un año para estar con ella. Ella se negaba porque, según sus primas, los hombres quieren lo que quieren...

Después de un año de espera, acordaron que no estaba mal pasar la noche con él, había cruzado la prueba de fuego. Un año no lo espera cualquiera, intuyeron que la quería.

-Ha sido maravilloso -dijo ella, visiblemente emocionada-
-¿Ves? te lo dije, cielo. Por cierto, te tengo un regalo. Lo he dejado en el coche, bajo por él y vuelo ahora.
-¿¡Un regalo!? gracias,cariño.Vale, te espero.

...y se durmió esperando.

domingo, 17 de enero de 2010

Remedio casero

No soportaba más tener que maquillarse todas las mañanas, llevar tacones y estar pefecta a todas horas. Ahí las cosas eran así y estaban divididas en dos bandos: existías o pululabas sin que nadie te observara.

Retocó el peinado, abrió la ventana y se arrojó.

sábado, 16 de enero de 2010

El secreto

Pasó la puerta de la disco más famosa de Madrid dejando la ráfaga de su perfume, quizá oriental. El camino de acceso, siempre aglomerado, parecía abrirse aposta para dejarla pasar, ceñida en su falda negra y tacones altos a paso firme.

Él la detuvo por un segundo, y al rozar con la yema de los dedos su brazo fino, su piel morena, pudo sentir el suave tacto ligeramente resbaladizo...debía ser consecuencia de algún aceite selectivo que ella se untaba como ritual diario. La imaginaba húmeda, con gotas de rocío, aplicando el aceite.

-Hola -se atrevió con voz temblorosa-, te pareceré un tonto, pero... me intriga saber cuál es tu secreto.

Ella tomó su mano y lo llevó con soltura al cuarto de baño...